Publiquem la crónica que ens ha enviat la Noelia.
Mòltes gràcies Noe. Ha estat un plaer compartir aquesta aventura amb tu i amb la resta de companys es clar!
SALIDA ESTANYS DE TRISTAINA Y COMAPEDROSA
Hola. Me llamo Noelia y me ha tocado a mí explicar cómo ha transcurrido la salida al Comapedrosa, ya que para mi esta excursión ha sido especialmente significativa. Llevo muy poco tiempo haciendo salidas de montaña; hace años había hecho alguna cosa por mi cuenta (ahora me doy cuenta que sin conocimientos necesario, sin equipamiento adecuado, etc.), pero debido a un problema de salud tuve que parar prácticamente todas las actividades que realizaba, entre ellas estas salidas. Hace unos meses, ya recuperada, decidí comenzar a hacer deporte de nuevo, y ahora que había mejorado mi forma física decidí que era el momento de retomar la montaña. Fue así como conocí Cordada.
Tan solo había realizado una salida con Cordada un mes atrás, pero cuando vi anunciada la salida als Estanys de Tristaina y la subida al Comapedrosa sentí una especie de intuición que me decía que debía hacerla. Sentía respeto porque llevaba años sin hacer ninguna cima, y algo de miedo, puesto que no sabía si el grupo tiraría mucho más que yo, me imaginaba la posibilidad de no poder terminar y perjudicarles, etc. No obstante, mis dudas disminuyeron cuando hablé con Antonio y me apuntó.
Llegó el día. Partimos de Sant Andreu rumbo a Andorra. La previsión meteorológica era algo más esperanzadora que días atrás, pero no las teníamos todas. Cuando llevábamos una media hora de trayecto, la furgoneta, que era nueva, nos dio un pequeño susto, ¡pero nada que Irene no pudiese resolver! Creo que su mayor reto en esta salida fue hacerse con la primera, ¡y lo superó!
Tras unas 4h de viaje y parada a desayunar, llegamos al primer destino, Ordino. Cogimos las mochilas y partimos rumbo als Estanys de Tristaina. Disfrutamos de unos paisajes preciosos. Tras las fotos de rigor paramos a comer frente a uno de los estanques. Encarna aprovechó para darse un chapuzón, ¡y Xavier tuvo que batallar duro para que uno de los caballos que había no le robase su bocadillo!
Irene comenzó a meternos prisa. Venía lluvia, el cielo se tapó, y aún teníamos que llegar hasta Arinsal y subir como mínimo dos horas hasta el refugio. Iniciamos la vuelta a la furgoneta. ¿Recordáis las dudas de las que os hablaba antes? Pues volvieron, y en su máxima expresión, cuando Irene y M. Àngels, a modo cabras montesas, empezaron a “correr”. “¿Este no será el ritmo que llevaremos subiendo, no?” o “menos mal que en el anuncio ponían que subiríamos despacito” era lo que me venía a la cabeza, pero entendía la situación y aligeré todo lo que pude; y para mi sorpresa iba más rápida de lo que creía.
Llegamos al coche, repuse agua y organicé rápidamente ese montón de trastos que llevaba en la bolsa y la mochila. “Con lo despistada que soy seguro que me dejo algo”, pero la inminente lluvia no me daba tiempo para más.
Comenzamos a subir, y llegó la lluvia. Caía fuerte, aguanieve. Pese a las capelinas y cubremochilas, tuvimos que resguardarnos. M. Ángeles, Irene y yo en una especie de mini porche en el que apenas cabíamos, Inma, Xavier, Encarna y Doreen bajo árboles. A los diez minutos la intensidad disminuyó y retomamos el camino. La lluvia nos dio tregua durante la subida, pero la tensión por la tormenta que se avecinaba nos acompañaba. Subíamos sin prisa, pero sin pausa, ya que había que llegar cuanto antes. Podía seguir bien el ritmo, cosa impensable hacía unos meses.
Por fin llegamos al refugio. Nos acomodamos, tomamos algo y sirvieron la cena. Yo soy celiaca, y aunque habíamos avisado, cometí la osadía de preguntar si la sopa era sin gluten. Obtuve una respuesta que calificaré de poco asertiva. Irene tuvo una conversación con la guarda. Finalmente cenamos tranquilamente. Ahora bien, en defensa de esta señora debo decir que éramos un grupo muy “heterogéneo”: Tres personas que comíamos sin gluten, una persona con intolerancias varias, una persona con intolerancia a la leche y creo que otra persona que pidió menú vegetariano. ¡Todo un muestrario gastronómico!
Tras la cena, Xavier se retiró a dormir, y las chicas nos quedamos un rato de parloteo, y lo pasé genial. Las acababa de conocer, pero me sentí integrada. A las 22h se apagaron las luces y fuimos a dormir.
La noche fue bastante buena. No tuvimos grandes roncadores. La voz de M. Àngels me despertó, a las 6:30. Nos poníamos ya en marcha. Xavier decidió que nos esperaría en el refugio. Desayuné lo más fuerte que pude (teniendo en cuenta que era un desayuno justito)y a las 7,45 comencemos a andar. Asomaba alguna nube, no sabíamos si llegaríamos a la cima, pero íbamos dispuestas a intentarlo. No íbamos solas, el perro del refugio, que era muy simpático, nos acompañaba. Subíamos a buen ritmo, sin prisa pero sin pausa. Disfrutamos de un paisaje espectacular, del sonido de las marmotas, de la compañía y del tiempo, ya que no hay ninguna nube. Atravesamos algún riachuelo, neveros. Disfrutaba como una niña, y lo mejor, es que estaba haciendo algo totalmente impensable unos meses atrás. Seguíamos subiendo y llegamos al Estany Negre. Hasta ahora había tirado de resistencia, pero ahora tocaba usar algo de “técnica”, cosa de la cual carezco por mi inexperiencia. Pasé justo detrás de Irene, quien me ayudó en todo momento y me transmitió seguridad. Hubo un momento en el que me dijo: “fuera palos, ahora toca manos”, y ostras, no me esperaba grimpar, pero estaba dispuesta a disfrutar cualquier momento relacionado con esta salida, que como he dicho ya, era especialmente significativa para mí por ser la primera cima tras una enfermedad. Así que pensé en una canción que siempre me anima y comencé a “hacer cresta”. Este tramo se me hizo algo largo, tenía ganas de llegar y no veía la cima, pero decidí que era momento de disfrutar y centrarme en ese preciso instante, de ver desde lo alto, de sentir la firmeza de cada paso que daba. Encarna también decidió seguir pese a su vértigo, fue una valiente, y el resto de compañeras nos apoyaron en todo momento.
Por fin vislumbro la cima, y me ocurre algo inesperado. Me invade la alegría, la fuerza, la superación, la unión con esas personas que hasta ayer eran desconocidas, el recuerdo de los tiempos que dejé atrás. Los ojos comienzan a quemar, me he emocionado. En la cima, entre foto y foto, abrazos, confidencias, emociones y alegría compartida. LO HE CONSEGUIDO. Para una persona acostumbrada a hacer montaña esto es un paseo, pero para mí, que no podía ni abrocharme los zapatos o levantar un cartón de leche, lo es todo. No solo es la cima o llegar, sino que como todo en la vida, es la actitud, las ganas, la motivación, la predisposición a disfrutar el camino, el manejo de los imprevistos, la confianza, vencer el miedo, centrarte en lo que haces.
Ahora toca bajar, y hasta el Estany Negre es la parte más dura. Irene está ahí en todo momento, hasta que me aconseja que me relaje, que no controle tanto, que me olvide incluso de los bastones, que mire unos metros más allá.
Llegamos al refugio en el tiempo previsto, poco antes de las 13h. Irene devolvió las botas a su dueña, ya que en la cima el grupo de Badalona nos informó que una chica se había quedado sin salir porque Irene por error se había llevado sus botas (para Irene una talla más, pero para la chica una menos). No obstante, cuando Irene se disculpó, la chica parecía aliviada de que la hubiésemos librado de hacer la subida, ¡así que tuvimos suerte! Nuestro compañero de cuatro patas bajó con nosotras, donde su dueño, enfadado, llevaba horas buscándolo, mientras él se bañaba en lagos, bebía agua en neveros y se atiborraba a comer lo que le daban las personas que llegábamos a la cima.
Tras todo lo acontecido con nuestras particularidades alimentarias, las botas y el perro, decidimos irnos de allí antes de que nos invitasen a marchar( ja ja), y fuimos a comer al Estany de les Truites, donde Encarna disfrutó de otro baño. No miré más el reloj.
Emprendimos la bajada, ya con dolor de pies y los primeros signos de cansancio. Llegamos al coche, nos cambiamos de ropa y paramos en Sant Martí de Loira a hacer algunas compras y a tomar los merecidos refrescos. Proseguimos el viaje y nos pararon en la Aduana, pero al ver nuestras pintas en menos de cinco minutos nos indicaron que podíamos continuar. A las 20h ya estábamos en Sant Andreu.
Creo que este va a ser el inicio de otros retos que llegarán, y me siento orgullosa de haberlo compartido con M. Àngels, Inma, Encarni, Doreen, Xavier e Irene. El camino no termina aquí, sino que empieza aquí.
¡Un saludo!
Noelia, ets una campiona!!!! Em va encantar formar part i aportar el meu gra de sorra a la teva experiència. Em quedo amb la teva il.lusió, motivació, lluita, companyerisme….has estat un model per mi. No deixis de lluitar i disfruta del teu nou camí. Petons
Noelia!!!! Guapi, quin canvi de la primera sortida a aquesta… si realment alguns anem com cabretes i a ritme de salsa o bambo, però recorda que cuidem com tu dius d’aquells que ho necessiten.
Ha estat un plaer, tornar a caminar amb tu, ja farem alguna tranquileta i prometo (bé ho intentaré) posar la reductora.
Una abraçada, d una que encara que sigui single no porta mini shorts ni bambetes.
Querida Noelia!!
MuchasGarcias por esta estupenda crónica de nuestra salida a Andorra y sobre toddo por la descripción de nuestra subida al Comapedrosa!!
Quiero darte las gracias a ti y al resto de las chicas; Irene,Imma, Mariangels, Dorem. Por el apoyo y empuje que me disteis para poder hacerlo!!.
Es que aixi, dona gust tornar a la montanya, encara que hi hagin pujades, plujes, corregudes, sales on dorm més gent de la que creus. Amb Cordada descobreixes, que encara que el passat sigui passat també existeix un futur plè de colors i sobretot amb molta molta llum i energía.
Us anyorarè aquests dies noies!!!
Noies, moltes gracies. Com ja he dit, ha estat un plaer compartir aquests moments amb vosaltres, i estic segura que hi hauran molts més!